Desde el pasillo tus pasos me desvelan.
¿Por qué te vas?
Abro los ojos. Doy vueltas entre las sábanas.
¿Preparada para soñar?
Abro la ventana, y salto, y vuelo, y llego a ese lugar que tantas veces he visitado.
Y me siento al borde del acantilado, acariciando flores que huelen a vainilla.
Y siento el aire en el cuello, sobre la espalda, entre mis piernas.
Y suena el despertador.
B.
domingo, 21 de marzo de 2010
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